A juicio de algunos historiadores, era una de las más hermosas del sur de Chile en su longitud de 88 varas.
En agosto de 1813, junto con tomar prisioneras a su madre y hermana, las fuerzas realistas saquearon e incendiaron los principales edificios, robando y sacrificando el ganado, quedando de la próspera Hacienda un desolador panorama.
Exiliado el Libertador al Perú, en octubre de 1839 vendió el inmueble a la Compañía Explotadora Agrícola Porvenir de las Familias; en el 1885, pasa a manos de los señores Bonifacio Correa y Carlos Walker Martínez. Posteriormente, la adquieren Rafael Errázuriz y, sucesivamente, Absalón Valencia, Manuel Gavilán y Arturo Guzmán. Este último la vende a la Caja de Seguro Obligatorio, en el año 1925.
A fines de la década del setenta, las 26.000 hectáreas de la Hacienda son transferidas a empresas forestales y particulares para compraventa y asignaciones por dominio.
De la Casa Patronal no hay vestigio alguno cercano al Castaño de 0’Higgins y, así, quedó demostrado en una investigación arqueológica realizada por el Instituto O’Higginiano de Los Angeles, a mediado de los ’90.
Sin embargo, sus vecinos y autoridades están empeñados en reconstruir la que habría sido la casa del futuro Padre de la Patria.
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